Infelicidad feliz

Hay días en los que no podemos evitar sentirnos, tristes, melancólicos, separaros del mundo. Sin ganas de andar, sin ganas de seguir, sin esperanzas ni ilusiones como cual hoja del árbol que es arrancada de este, de este árbol que es la vida y es movida por el viendo hacia el vacío. nosotros nos sentimos igual, como si hubiéramos saltado del mas inmenso rascacielos y ahora estuviéramos cayendo de espaldas hacia un golpe inevitable. Entre amargura y desolación intentamos refugiarnos para no caer, como la hoja del árbol se engancha entre otras por no querer llegar al frió suelo que es la depresión. Pero no siempre los refugios funcionan y acabamos cayendo, con cada segundo caemos más deprisa, sentimos que el final se acerca que no veremos más la luz de la felicidad y que nos quedaremos atrapados en ese oscuro final. Pero no siempre caemos por que nos agarran en el último momento, o por que conseguimos volar como los pájaros y surcar el cielo en busca de felicidad, como la hoja consigue seguir su viaje guiada por el viento, el viento de la vida. Pero si por desgracia caemos, y nos topamos con el doloroso cielo y solo podemos contemplar el rascacielos de donde caímos, debemos pensar que lo bueno de estar bajo el fondo es que más abajo no se puede ir, y ya solo nos queda volver a levantarnos y volver a escalar el rascacielos de la felicidad. ya que a diferencia de las hojas nosotros podemos decidir a donde movernos, no siempre con el cuerpo pero si con la mente.

Gracias por leerme, por favor compártelo en twitter, facebook, tuenti...