Me despierto en la soledad de la noche, cubierta de sudor y con una lagrima bajo el ojo.

Tan solo oscuridad mis ojos pueden captar.  Pero mis oídos escuchan  las melodías de esas canciones que suenan en los cascos cercanos a la almohada que quedaron ahí al olvido cuando conseguí dormir. Con el temor y miedo aun visible en mi rostro y  en los pelos de punta de mi brazo, intento situarme, volver en mí y orientarme. Un escalofrió recorre mi cuerpo, helando aún más si cabe mi frio cuerpo.  Pienso que todo fue un sueño, que todo se puede arreglar, que solo ha sido una trampa de mi subconsciente para atacarme con mis miedos más profundos cuando estoy en mi estado más vulnerable,  pero como si una segunda persona hubiera en mi cabeza, oigo una voz que me dice que no, que ya todo se perdió, que esos momentos felices ya solo queda el recuerdo.

Una lágrima se escapa de mis ojos, y se va deslizando fríamente por mi pálida cara. Con más nervios y temor busco rápidamente mi móvil, tras estirar la mano bajo la almohada ahí lo encuentro conectado a esos cascos olvidados. Rápidamente miro los mensajes deseando que todo fuera un sueño, que no me hubiera llegado jamás ese mensaje. Mientras busco con desesperación algún mensaje que muestre que mi pesadilla era infundada, los recuerdos de aquel sueño se hacen huella en mí y sin haber encontrado aún ningún símbolo de si es verdad o mentira lo soñado, empiezo a llorar, las lágrimas inundan mis ojos y la pantalla del móvil se me hace más difícil verla.

¡Aquí esta! Digo en un tono de voz muy bajo, empiezo a leer, mientras que mis ojos no dan crédito a lo que están viendo, temo seguir soñando, tiene que serlo. Las lágrimas van creciendo y se desplazan desde mis ojos pasando por la nariz hasta llegar a la boca donde dejan un leve sabor salado.

¡No! ¡No puede ser verdad!  -Exclamo entre grito lleno de llanto- Tiene que seguir siendo un sueño, ¿Cómo puede haber muerto? ¿Cómo pude soñar con su muerte y al despertar leer un mensaje en el que me lo indican? ¿Cómo puede haberse ido? Y más después de nuestra discusión que mantuvimos. Una de las personas que más quería y más se preocupaba por mí, una persona indispensable en mi vida. Que… Que por un enfado ajeno a el , acabamos enfadados.  – Un dolor se adentra en mi pecho, un sentimiento de culpa y desesperación, resentimiento y amargura.

Eres mi mejor amigo joder, no te puedes haber ido, no y menos tras haber discutido.

Pese a la temprana hora decido llamar al remitente del mensaje, otro amigo nuestro, el cual me dice que se suicidó, dejando una nota, una nota de despedida a varias personas y entre ellas estaba yo.

El móvil se me cae al suelo, temo que se haya suicidado por aquellas palabras tan duras que le dije, cuando el solo pretendía ayudarme y protegerme como solía hacer.

La voz de mi amigo ante el teléfono preguntando si sigo ahí, me hace volver en mí y vuelvo a coger el teléfono, preguntándole que pone en esa carta, y bajo un tono de tristeza y culpabilidad me la lee:

``El dolor ya gano a mis ganas de vivir, la amargura y desesperación que vivo día a día me comía por dentro y solo me quedaba el refugio de mis amigos, de mis escasos amigos que sé que realmente les importaba, o eso parecía, en vosotros buscaba consuelo y un hombro donde apoyarme y poder contar todos los males que paso, todos los gritos que recibo a todas horas, ese sentimiento de inferioridad que va creciendo en mí y esa impotencia de no poder ayudarme a mí mismo. Pero vosotros me fallasteis sin daros cuenta, todos a la vez, como un duro castigo del destino y mi único apoyo a esta vida de dolor y sufrimiento se rompió, lanzándome al vacío sin paracaídas, a un vacío al cual me esperaba una caída que no podía soportar por esto tome una vía rápida para mitigar el dolor que causaría en mi dicha caída y esa manera como ya sabréis si estáis leyendo esto, ha sido el suicidio, pero no quiero que derraméis ninguna lagrima por mí, pues lo echo, echo esta y solo quiero que penséis en que hay momento en los que un amigo no solo te está pidiendo un abrazo sino que te esta pidiendo que le escuches y le intentes comprender para así poder desahogarse…-Las palabras de mi amigo se atragantan y al cabo de unos segundo sigue leyendo-  lo único que os pido si es que realmente tengo derecho a ello es que no permitáis que nada arruine vuestras vidas como a mí me ha pasado y que busquéis un apoyo que nunca te deje caer´´

Intento decir algo pero no tengo palabras, el dolor me come por dentro, corto la llamada no tengo fuerzas para seguir hablando, y me derrumbo en la cama abrazada a aquel peluche que me regalo el, sin más motivo que ser su mejor amiga, las lágrimas no paran de salir de mis ojos, y mi boca se queda inmóvil y solo dice un breve lo siento esperando que este donde este pueda escucharlo y que sepa que nunca tuve intención de abandonarlo pero estaba tan centrada en otras cosas, cosas totalmente absurdas que olvide lo más importante que es la amistad incondicional que te dan ciertas personas y que acabamos destruyendo por tonterías, me veo obligada a cerrar mis ojos  para poder calmarme, Lo siento de veras vuelvo a repetir en un grito para asegurarme que lo pueda oír. Eres un egoísta, lo digo mientras golpeo a la almohada, pensaste en ti pero te olvidaste de los que nos apoyábamos en ti y en los que también necesitábamos tu amistad, y en tu valentía egoísta de suicidarte nos has destruido –digo en voz baja mientras sigo llorando hasta que mi mente desconecta y se va al mundo de los sueños donde podre volver a verte aunque sea falsamente

-El cometido de este texto es para que penséis en que hay gente que siempre os estará apoyando aunque no la veáis-

Ángel Frade